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Nutrición del bebé

Alimentación complementaria

A lo largo de los primeros meses de vida, hay etapas en las que aparentemente el bebe no está en apariencia satisfecho con el pecho, en líneas generales se relaciona este período de ansiedad, nerviosismo, búsqueda continua del pecho con cambios en la velocidad de crecimiento del bebé, que son transitorios y de duración breve.

Los más frecuentes se producen hacia el final del primer mes, entorno al mes y medio de vida y a los 3 meses. Esta última, es un poco más compleja ya que necesita menos leche por disminuir la velocidad de crecimiento, y al estar más conectado con el entorno, se distrae con mucha mayor facilidad, la madre a su vez percibe las mamas más blandas y piensa equivocadamente que el comportamiento del bebé es porque ya no produce suficiente leche, cuando en realidad lo que sucede es que se están adaptando a sus necesidades.

El mejor consejo para afrontarlas es mantener la calma y saber anticiparlas.

Es posible que sea por la leche, se le debe ofrecer más agua, fruta y verdura para compensarlo sin retirar la leche. La cantidad recomendada diaria está en torno al medio litro diario.

Es correcto siempre y cuando la cantidad global de comida que toma a lo largo de las 24 horas del dí­a, sea suficiente. Si su peso y tamaño es adecuado para la edad, es que está bien alimentado.

Totalmente normal y esperable. El ritmo de crecimiento es menor, los alimentos sólidos aportan más calorías y puede dar la falsa impresión que han dejado de comer. Lo importante es comprobar en los controles de salud que el crecimiento es el adecuado.

Se le pueden dar yogures de sabores, pero no es lo más adecuado, suelen tener exceso de azucares libres.

El bebé puede tomar cereales desde los 6 meses, las galletas no son la mejor forma de dárselos, es más adecuado el pan o los cereales integrales.

La mejor forma es realizar una alimentación variada y equilibrada, huyendo de ultra procesados, bollería industrial y alimentos de alto índice glucémico. La fruta y las verduras en líneas generales aportan un contenido vitamínico muy alto.

Se puede utilizar el microondas, mejor con recipientes o biberones de vidrio. Probar siempre la temperatura antes de ofrecer la leche o alimento, pues la superficie puede estar frí­a pero por dentro muy caliente, por lo que se aconseja mezclar el alimento antes de administrarlo.

Estrictamente no lo necesita hasta los seis meses de vida. La recomendación de la Organización Mundial de la Salud es alimentación con lactancia natural exclusiva hasta esa fecha. Pasada esa edad, lo puede tomar, en pequeñas cantidades, para introducir el gluten de forma progresiva, por ejemplo con bastoncitos de pan que se deshacen fácilmente con la saliva.

Las otitis medias agudas se producen por una infección del oído medio. Algún estudio apunta a que los niños alimentados con lactancia natural tienen menor riesgo relativo, pero los datos no son definitivos. En cualquier caso, mantener bien ventilada la trompa de Eustaquio, es un buen mecanismo de evitar o al menos disminuir la probabilidad de tener otitis, por ello se insiste tanto en los lavados nasales cunado tienen mocos, y si el/la niño/a es capaz de masticar, el propio mecanismo de la masticación favorece la aireación de la trompa.

Pasar de lactancia (sobre todo materna y en menor medida artificial) a verdura, no es sencillo, la primera es bastante dulce y la segunda salada. Para no hacer un tránsito tan brusco de sabor, la zanahoria y cebolla hervidas resultan dulces. Recuerda que acelga, espinaca y borrajas el primer año no son aconsejables.

Si ha comido poco, puedes suplementar con leche, si bien es importante en la transición la alimentación complementaria perseverar, para evitar que la leche sea sustitutiva.

Tanto la pasteurización como la UHT son métodos estandarizados y autorizados para esterilizar la leche y que se pueda conservar. Respetando la fecha de caducidad no hay diferencias sustanciales desde el punto de vista nutritivo entre una y otra, que permitan establecer una recomendación.

El principal motivo para recomendar las mal llamadas leches de crecimiento o leches 3, cuyo nombre más adecuado sería el de leche para niños/as pequeños/as, es suplementar su dieta con ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (los conocidos como omega 3 y en menor medida omega 6), que en condiciones normales los obtendrían del pescado de la dieta. Así, en niños/as que no toman pescado con regularidad, independientemente del motivo, esta leche podría aportar esos nutrientes.

No deberí­as darle leche semidesnatada o pobre en grasa, está recomendada únicamente para niños/as que tienen factores de riesgo como hipercolesterolemia u otras patologí­as crónicas, y bajo la indicción médica expresa. Un niño/a sano debe tomar leche entera.

No es recomendable.

Se deben seguir las instrucciones del fabricante, entre las cuales figura el utilizar agua tibia (a no más de 37ºC). Si, a pesar de esto, continúan saliendo grumos, se podría considerar preparar el biberón en un vaso aparte y batirlo con una batidora de biberones.

Estas situaciones, transitorias, son habituales, lo importante es la cantidad total que ingiere a lo largo del día y sobre todo el crecimiento en peso y longitud. No es una buena idea forzar la alimentación, y también se debe recordar que pasados los 4-6 meses de vida el crecimiento del niño/a ya no es tan espectacular como en los primeros meses y por tanto el apetito ya no progresa igual.

En la mayoría de los bebés, el reflejo de extrusión (expulsar cualquier contenido de la boca) desaparece entre los 4 y 6 meses de edad, por ello teniendo en cuenta la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de mantener lactancia natural exclusiva hasta los 6 meses, el momento de iniciar la alimentación complementaria son lo 6 meses. Dependiendo de la estrategia elegida, el niño podrá alimentarse por si mismo con supervisión directa y poniendo los alimentos con la textura adecuada (baby led weaning) o será alimentado con cuchara o pequeños trozos a triturar con sus encías, por sus padres.

No está establecida ni la conveniencia ni por tanto la cantidad de papilla de cereales, es importante que tome la cantidad de leche suficiente, y el cereal (separado en forma de pan o similar) o mezclado con la leche se utiliza para aumentar la saciedad. El mejor signo de una buena alimentación es un crecimiento adecuado.

El destete en una lactancia materna prolongada (aquella que se mantiene como único alimento hasta los 6 meses, y complementa el resto de la alimentación hasta los dos años) se puede hacer de forma sencilla y rápida si es el/la niño/a el que lo abandona. Si la decisión es de la madre, puede resultar más dificultoso. En líneas generales, se recomienda hacerlo de forma gradual, disminuyendo número de tomas y tiempo por toma sin negárselo, e intentando ofrecer alternativas lúdicas. En resumen, buscar una salida pactada (adaptando el lenguaje a la edad del niño/a), pero perseverando con paciencia hasta alcanzar el objetivo final.

Los cereales no hay que retirarlos, sino ofrecerlos en forma adecuada a su edad. En líneas generales la forma más sana de tomarlos es en su forma natural (pan, pasta arroz..). Según la edad se puede ofrecer pan para desayunar o merendar, (tostado aliñado con aceite de oliva, por ejemplo), y también en las comidas principales, (plato de arroz, de pasta, sopas, etc.).

Las recomendaciones son lactancia natural exclusiva hasta los 6 meses y después mantener la lactancia natural como fuente principal de lácteos hasta el primer año de vida como mínimo. Si la lactancia natural no es posible, la formula de inicio (leche 1) es la adecuada hasta los 6 meses, la de continuación (leche 2) hasta el año de edad. A partir del año pueden tomar leche de vaca entera, si bien si no toman pescado al menos una vez por semana, la fuente de omega 3 y omega 6 podría ser las leches para niños/as pequeños/as (también llamadas leches 3 o fórmulas de crecimiento).

Los cereales, si son ecológicos y de tiendas de productos naturales, no suelen llevar azúcares añadidos, pero debe revisar su composición. Las galletas, lo mejor es hacerlas en casa, sin añadirles azucares, o mejor todavía ofrecer pan sin sal, que es trigo sin azúcares.

La papilla de cereales si es que hay que tomarla, es mejor ofrecerla por la mañana, y lo idóneo sería que el cereal se tomase en forma de trozos de pan. La papilla de frutas naturales se acostumbra a dar durante el primer año de vida a la hora de la merienda, y no debe contener cereales, solo la fruta. En cualquier caso, los horarios los decide la familia, integrando las rutinas del bebé en las rutinas familiares.

Los cereales están presentes en la avena, en el pan (sea de maíz o de trigo), el arroz. Puedes empezar a darle pan directamente, o copos de avena diluidos en agua tibia, o harina de maí­z cocida con agua… El pan, para empezar mejor blanco que integral y recordando que los primeros 6 meses de vida la recomendación es la lactancia natural exclusiva

Al menos dos comidas principales deben llevar suficiente proteí­na, pero puede ser en forma de carne o bien pescado, legumbres, huevo, etc.

Las principales a evitar son las acelgas, espinacas y borraja, que no deberían ofrecerse en menores de un año y entre 1 y 3 años, no superar el total aproximado de 45 gr/día.

A partir de los seis meses pueden tomar cereal en forma de pan o pasta sin problema.

El melocotón es una fruta de las consideradas alergénicas, antes se recomendaba esperar al año para dárselo, actualmente se acepta la introducción progresiva a partir de los 6 meses.

Una alimentación variada y equilibrada siguiendo las recomendaciones de las asociaciones de pediatría, es la mejor forma de evitar déficits nutricionales. En el caso de que por cualquier motivo la alimentación no es adecuada o si el niño/a tiene alguna enfermedad crónica, habrá que indagar primero si tiene algún déficit nutricional para poder subsanarlo a continuación.

Por encima del año, los/las niños/as pueden tomar miel. Debe lavarse los dientes después, por el alto contenido en azúcar y no abusar de la miel, pues tiene un alto í­ndice glucémico. Por ello no debe consumirla regularmente, pero si puntualmente.

Como todo en la vida, cambiar de hábitos no es sencillo, el mejor consejo es paciencia y perseverar, sin hacer de ello un problema, no alterar los sabores naturales y ofrecerla en la mejor textura posible para que el bebé pueda jugar con ella y comerla. Si también tomas de la fruta que le ofreces será más sencillo, ya que para el bebé los padres son la referencia y tienen a imitarlos.

Si el/la niño/a está bien, activo, contento y crece con normalidad, no te preocupes más por la cantidad que coma, no le fuerces y haz que su comida no sea tema de conversación. Si el/la niño/a esta decaí­do, poco activo, enferma con frecuencia, acude a tu pediatra para buscar el origen del problema, la disminución del apetito en sí misma no es una enfermedad, pero si es significativa y repercute en el desarrollo hay que indagar la causa para descartar enfermedades.

A partir del inicio de la alimentación complementaria (6 meses). Aportará grasas de calidad a su dieta. Lo puedes añadir después de triturar las verduras o simplemente como aliño si come en trozos.

Lo mejor son el pan y las verduras hervidas, cortadas en forma de tiras largas para que las agarren con el puño y aún así­ sobresalgan y las pueda morder.

En realidad cualquier alimento adecuado a su edad bien cocinado para que lo puedan chafar con las encí­as, ya que aún no tiene molares.

Si toma pecho ya toma leche y de la mejor que le puedes ofrecer. El déficit de ingesta de leche se aborda de una manera diferente según la edad a la que se produzca, durante el primer año de vida no suele existir este problema, más adelante hay fuentes alternativas, como yogurt, queso, etc.

No es necesario ni conveniente añadir ningún tipo de galleta a la fruta. Lo ideal para tomar cereales seria hacerlo en forma de pan o similar. Respecto a la fruta, lo idóneo es que se acostumbre a los sabores naturales de cada alimento.

Las fórmulas infantiles modificadas a partir de leche de vaca, de cabra u otras, para parecerse a la leche materna, están autorizadas para la alimentación del lactante durante el primer año de vida. No existe evidencia científica de que las fórmulas a partir de leche de cabra sean superiores a las elaboradas a partir de leche de vaca.

El reflujo es un problema secundario a inmadurez del sistema digestivo, y las regurgitaciones son la consecuencia. Como la válvula gastroesofágica no tiene la madurez completa, no sella totalmente el estómago durante la digestión y por eso la comida refluye de estómago a esófago. Si el alcance del reflujo se limita a lo descrito no tienen mayor importancia, pero si produce llanto continuo, extensión del tronco y sobre todo si afecta al crecimiento, podríamos estar ante una enfermedad por reflujo gastroesofágico que debe consultarse con su pediatra. En un bebé que no ha tenido reflujo previamente, si lo inicia con la alimentación complementaria, debe consultarlo.

Como norma general no se debe forzar, por otro lado los cereales los debería tomar en forma de pan o si van añadidos a la leche, los mínimos posibles y con cereales de bajo índice glucémico. Hay que evitar cambiar el sabor natural de los alimentos (no endulzar, no salar, no ofrecer bollería industrial o galletas).

Muy variables, desde enrojecimiento de la piel, ampollas, hinchazón de labios o párpados, hasta dificultad respiratoria o mareo con pérdida de coincidencia. Ante la mínima sospecha, lo primero evitar el contacto o retirar lo que esté tomando en ese momento y consultar de forma inmediata con su pediatra.

No está establecida ni la conveniencia ni la mejor forma de hacer una lactancia mixta, según la razón para hacerla (poca producción aparente de leche los primeros días, ganancia escasa de peso, incorporación de la madre al trabajo…) una estrategia puede ser más adecuada o cómoda que otra. El mejor consejo es consultarlo con el equipo de pediatría para evaluar la necesidad en primer lugar y la forma de hacerlo en segundo.

En el Baby Led Weaning, es el bebé quien dirige el proceso de cambio hacia la alimentación variada, en líneas generales es bien aceptada por el bebé y la familia que poco a poco le va ofreciendo alimentos para que los tome con la mano y los pruebe. Ventajas, entre otras no tener que preparar o comprar comidas aparte, e incorporarse a la cultura culinaria de su casa.

A partir de los 6 meses la mayoría de los bebés pueden hacerlo, y se puede utilizar para una muy amplia variedad de alimentos desde verduras cocidas cortadas en tamaño de un dedo ,a frutas cortadas en forma de palitos o en cualquier otra forma de manera que el niño/a las pueda sujetar y llevar a la boca, siempre adaptándonos al desarrollo y habilidades del bebé. Evidentemente es un proceso supervisado directamente (el bebé come a la vez que sus padres lo que aumenta su interés por la comida), y no se pueden ofrecer alimentos duros y pequeños (frutos secos, manzana cruda…).

Si la leche está recién extraí­da adminí­strasela directamente sin calentar.

Si la estabas conservando en la nevera o congelador, caliéntala al baño marí­a hasta que alcance la temperatura corporal aproximadamente (36 grados aproximadamente). No requiere hervirla.

Dar papilla de cereales no es necesario si el niño/a tiene un crecimiento adecuado, se pueden tomar los cereales por ejemplo ofreciendo pan.

Una rutina adecuada para un bebé de 9 meses serí­a la de cuatro o cinco comidas. Alguna de ellas debe contener el cereal (por ejemplo pan en el desayuno), las frutas, (merienda o postres), las verduras, (tanto en la comida como en la cena), la proteí­na en comida y cena, (huevo, carne, pescado o legumbres). Intenta que haya tres veces a la semana legumbres, que puedes preparar con verduras.

La Organización Mundial de la Salud recomienda hasta los 6 meses de edad alimentación con lactancia natural exclusiva. De no ser posible se puede utilizar una formula artificial.

La alimentación complementaria (AC) que se introduce a partir de esta edad puede incluir cereales, aunque integrales de bajo índice glucémico.

Los purés de fruta si los padres optan por alimentar ellos al bebé, son frutas trituradas, sin cereales añadidos. Lo habitual es iniciar las frutas con las de nuestro entorno: manzana, plátano, naranja, pera, etc., separando varios días la introducción de cada una de ellas para detectar problemas

Otra estrategia alimentaria consiste en el Baby Led Weaning, en la que el bebé siempre que ya no tenga el reflejo de extrusión (expulsar todo aquello que se introduzca en la boca) puede alimentarse con trozos de frutas u otros alimentos que se deshagan en la boca.

En la revisión de los 4 meses de edad el equipo de pediatría anticipará este tema con la familia y en la de los 6 meses ya se entrará en detalle para iniciarla.

La normativa establece que aquellos productos que vayan a servirse crudos, escabechados o en salazón deben someterse a congelación de -20ºC, durante un periodo mínimo de 24 horas o a -35ºC durante 15 horas. En los hogares pese a tener congeladores de 3 estrellas, estos no consiguen una temperatura inferior a -18ºC por lo que necesitaría un mínimo de una semana de congelación. Si el congelador no alcanza esas características, hay que sustituir la congelación por la cocción, es decir, freír, hervir u hornear el pescado durante un minuto a una temperatura superior a 60ºC.

No es necesario ofrecer la leche en esta textura, se puede dar leche en el biberón o lactancia natural y los cereales aparte.

Desde el punto de vista sanitario y nutricional, no se recomienda añadir sal en la alimentación infantil, como tampoco se recomienda en la alimentación del adulto.

Se puede hacer, se introduce en el congelador en el día que se extrajo y se puede conservar dependiendo del congelador entre 3 semanas (congeladores de neveras sencillas) y hasta 6 meses (congeladores que alcanzan temperaturas inferiores a -19ºC). Conviene almacenarla en envases pequeños (inferiores a 150 cc).

Es individual, los síntomas más comunes de intolerancia consisten en dolor abdominal diarrea y distensión de la tripa. Ante la presencia debe consultar con su pediatra que valorará la clínica y en su caso indicará los estudios necesarios para confirmar el diagnóstico.

Es normal y esperable. No debe ser objeto de preocupación salvo que haya detención del crecimiento o eliminación de productos patológicos en las mismas (sangre, moco, pus..).

El agua del grifo si tiene el control sanitario adecuado sirve para preparar el biberón, se debe hervir más de un minuto pero siempre menos de 5 para evitar la concentración de solutos. Posteriormente se espera a que esté templada para añadir el polvo de la leche, se agita hasta conseguir una mezcla homogénea, y se comprueba la adecuación de la temperatura vertiendo por ejemplo una gota del biberón sobre la mano del cuidador. Si se opta por agua embotellada, debe ser de mineralización débil, apta para alimentación infantil, y no requiere ser hervida.

Si el niño/a toma bien su alimentación complementaria ya puede tomar leche de vaca. Las leches para niños/as pequeños/as (mal llamadas leches de crecimiento o leches 3) se recomiendan como fuente alternativa de omega 3 y omega 6. cuando por el motivo que sea el niño/a no toma pescado con regularidad.

Casi ninguna lo es, porque en su elaboración se utilizan alimentos poco saludables o en proporciones inadecuadas. La mejor forma de ofrecer cereal saludable a un bebé es ofrecer pan, avena molida, pero no en forma de galleta. La mejor recomendación es sustituir las galletas por pan, idealmente pan integral, o bien cereales integrales.

En la medida de lo posible se debe limitar la cantidad de cereales que se aportan a la leche y además estos deben ser ricos en fibra y de bajo índice glucémico. Una vez que el niño/a puede tomar pan, esta es la vía natural de tomar cereales, evidentemente no en forma de bollería industrial ni similares.

Cada individuo deberí­a utilizar su propia cuberterí­a puesto que las infecciones que se trasmiten por contacto oral-oral, gotas u otras, se podrí­an contagiar de uno a otro.

Cuando por el motivo que sea, la madre decide abandonar la lactancia materna y el niño/a ya es mayor, el proceso puede resultar dificultoso. Se recomienda hacerlo de forma gradual, disminuyendo número y tiempo por toma sin negárselo, e intentando ofrecer alternativas lúdicas. En resumen, buscar una salida pactada (adaptando el lenguaje a la edad del niño/a), pero perseverando con paciencia hasta alcanzar el objetivo final.

En principio ninguno, los elaborados a partir de productos vegetales como la soja tampoco son una buena alternativa ya que puede haber reacciones cruzada con las proteínas de leche de vaca.

No siendo hechas en casa lo ideal sería no tomarlas, no aportan valor nutritivo.

La papilla natural debe prepararse inmediatamente antes de ser consumida. En nevera se oxida y pierde parte del contenido vitamínico. Congelarla no es adecuado.

La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia natural exclusiva hasta los 6 meses de edad. A partir de esta edad y con la introducción de la alimentación complementaria el niño/a puede tomar fruta siempre mejor entera (con su pulpa natural) que en forma de zumo que eleva mucho la concentración de azúcares.

La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia natural exclusiva hasta los 6 mese de edad. Si el niño/a crece adecuadamente, mantiene su línea de crecimiento, no se justifica ofrecer suplementos. En las muy raras ocasiones y en que la lactancia natural no es suficiente y de forma transitoria, revisado por su equipo de pediatría, se puede ofrecer un suplemento de fórmula artificial de inicio, preparándola siguiendo las instrucciones del fabricante.

Las causas del cambio de coloración de las heces son múltiples, desde los propios pigmentos que contienen los alimentos, hasta productos como las sales biliares propios de la digestión. Si el bebé se encuentra contento, come bien y en apariencia sano, no debería haber problema sin perjuicio de consultar con tu equipo de pediatría.

La Organización Mundial de la Salud recomienda lactancia natural exclusiva hasta los 6 meses de edad. Además es frecuente que hasta esta edad los bebés tengan todavía el reflejo de extrusión, y pueden no ser capaces todavía de deshacer los alimentos en la boca. Finalmente, no hay evidencia científica sólida para recomendar la introducción precoz de ningún tipo de alimento.

Si el niño/a toma otras fuentes de proteínas, la cantidad de leche no debería exceder como cifra orientativa el medio litro diario según la red Europea Publica de Salud Alimentaria , los cereales como complemento, mejor por separado y respetando la cantidad que quiera tomar el bebé (atentos a los signos de saciedad).

Depende de la edad, antes de los 5-6 meses, el reflejo de extrusión es natural. A partir de esa edad, si es por saciedad no se debe insistir, y si es un mal hábito debe ser corregido de forma perseverante y con mucha paciencia por los padres. Integrarlo en el ambiente familiar para la comida y no hacer de la misma un objeto de disputa.

Hasta los 6 meses de edad la leche (preferentemente materna), es el único alimento recomendado.

Entre los 6 meses y el año de edad es el alimento preferente, si el niño/a toma otras fuentes proteicas, las recomendaciones europeas establecen la cantidad en torno al medio litro diario de leche.

La manzana, el melocotón y el albaricoque pertenecen a la familia de las rosáceas, al igual que las cerezas, la ciruela, la nectarina o la pera. Es la familia de frutas que más reacciones alérgicas produce. La sintomatologí­a y la intensidad de la reacción son muy variables, en ocasiones transitorias. Los alimentos que le dan reacción es preferible evitarlos, se debe hablar con el equipo de pediatría para planificar la introducción de la alimentación complementaria.

El yogur natural sin azúcar, es el ideal. No hace falta que sea elaborado con leche de continuación, ya puede consumir cualquier yogur, solo evita los que contienen colorantes como los yogures de sabores.

La leche y el yogur tienen un valor nutritivo similar aunque el yogur tiene sus ventajas, entre otras, que se digiere más fácilmente, nutrientes (como el calcio) se asimilan mejor, contiene menos lactosa, produce menos gases. Además, contienen lactobacilos que mejoran la flora intestinal. Se puede ofrecer en pequeñas cantidades yogur natural o queso fresco entre los 6 y 12 meses de edad, a modo de prueba pero no como sustitutivo de la leche. Ofrecer preferentemente yogur natural, evitando los azucarados, edulcorados o con aditivos.

Se debe introducir proteí­na que puede provenir de carne, pescado, huevo o legumbres, tanto en la comida como en la cena. En el caso de las cenas recomendamos de preferencia los pescados y el huevo, al ser más digestivos de cara a ir a dormir. Después de los 12 meses se suele suplementar con alguna toma de pecho o biberón después de la cena, yogur o queso, aunque no es obligado.

Cuando tenemos hambre y empezamos a comer, la sensación de saciedad se demora hasta unos 20 minutos. Así, si el bebé come muy rápido, en menos de ese tiempo, no llega a tener esta sensación de saciedad y por eso sigue comiendo. Es importante que coman despacio.

No se recomienda seguir dándole más comida de la adecuada para su edad y constitución, no todos los bebés son iguales. Pero de todas maneras hay que evitar la obesidad, verdadera plaga actual entre los niños/as españoles.

Si se refiere a las leches comercializadas ya mezclados previamente, como debe indicar el fabricante en el envase, no son sustitutivos de la leche.

Si por el contrario se refiere a añadir cereales al biberón, hay que decir que se pueden introducir a partir de los 6 meses, aunque si el crecimiento del niño/a es adecuado, no son imprescindibles.

Su función es saciar y aumentar la aportación calórica.

Cambiar de hábitos siempre es difícil para todas las personas. Las transiciones deben realizarse con paciencia y perseverancia y no de forma brusca. Por eso, la introducción debe ser progresiva, el primer día lo prueban, el segundo aumentamos ligeramente la cantidad etc.

Además hay que respetar varios días entre cada alimento para identificar potenciales problemas.

La conducta de imitación siempre facilitará que el niño/a tenga interés por los nuevos alimentos.

No se debe añadir sal a la comida. Todos los alimentos llevan un poco de sal de forma natural. El mismo con las especias fuertes. Estos hábitos de saborear las comidas son elementos culturales que no acercan valor nutricional a la comida.

La introducción de la alimentación complementaria no puede ponerse en relación con dificultades para conciliar el sueño.

No debemos olvidar que la leche es un alimento fundamental en la dieta del bebé, si el niño rechaza la leche debemos tener paciencia y perseverancia y no dejar de ofrecérsela diariamente hasta que poco a poco la vaya aceptando.

Suele ser un problema transitorio que se soluciona perserverando. Si el bebé es mayor de 9 meses podemos darle derivados lácteos en forma de yogur natural o queso fresco que en general son muy bien aceptados y le darán el aporte de calcio necesario.

La alimentación complementaria autorregulada también conocida como baby led weaning, el bebé dirige el proceso de cambio hacia la alimentación variada, suele ser bien aceptada por el bebé y la familia que poco a poco le va ofreciendo alimentos para que los tome con la mano y los pruebe. Ventajas, entre otras no tener que preparar o comprar comidas aparte, e incorporarse a la cultura culinaria de su casa.

Durante el primer año de vida la leche es un alimento esencial, las bebidas vegetales no pueden sustituirla, ya que no se parecen en nada en su composición. En caso de alergia a las proteí­nas de la leche de vaca debe tomar una fórmula hidrolizada que le prescribirá su pediatra, hasta que se compruebe bajo supervisión directa que se ha superado la intolerancia.

Puedes ofrecerla sin cocer, no es perjudicial, aunque suele ser más sencillo que la coman si se cuece previamente.

El chocolate no es un alimento esencial y además son ultra procesados en mayor o menor medida, por tanto su consumo debe ser puntual y limitado. Además de los diferentes tipos existentes, se debe dar preferencia a los que contengan mayor porcentaje de cacao y menor de azúcar.

Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria son adecuados, la composición nutricional es correcta y cumple los requisitos que dicta la Comunidad Europea. De todas formas este tipo de alimentación, es un tránsito a la alimentación normal, así­ que una de las funciones importantes es ofrecerle al bebé nuevas texturas y sabores naturales y para eso van mucho mejor los elaborados en casa: tiene una mayor gama de sabores permite adecuar la textura a cada bebé y sus diferentes edades.

La redes anti ahogos son en teoría, una opción para introducir la alimentación complementaria, evitando el atragantamiento y haciendo más autónomo al bebé. Desde el punto de vista pediátrico simplemente constatar que es un dispositivo autorizado para su comercialización y uso en el rango de edades descritos por el fabricante.

Las verduras de hoja verde como las acelgas, las espinacas o las borrajas, no se deben dar durante el primer año de vida por su alto contenido en nitratos, la leche de vaca, el pescado de gran tamaño por su alto contenido en metil mercurio no antes de los dos años y por seguridad, los frutos secos o cualquier otro alimento que pueda producir atragantamiento no deben ofrecerse hasta los 3 años. Y por supuesto no edulcorar ni añadir sal a las comidas.

Si bien el marisco es causa de hasta el 8% de las alergias alimentarias no hay evidencia para recomendar retrasar su introducción en la dieta con el objetivo de evitar esta aparición. Se seguirá la recomendación para la introducción de cualquier otro alimento (con cantidades pequeñas y crecientes y separándolo varios días para identificar problemas), no ofreciéndolo crudo, y evitando aquellos con alto contenido en cadmio (cabezas gambas, cuerpo de crustáceos…).

La lactosa es el principal hidrato de carbono de la leche . Para ser absorbida necesita un enzima presente en las células del intestino delgado llamada lactasa.

Cuando hay un déficit de lactasa (total o parcial) la lactosa no se absorbe en su totalidad provocando gases, distensión y dolor abdominal, diarrea, náuseas y vómitos. Las causas pueden ser secundarias alguna patología intestinal, en este caso suele ser transitoria y cuando el intestino se recupera la absorción de lactosa también lo hace o puede una intolerancia primaria determinada genéticamente.

El tratamiento es hacer una dieta sin lácteos no fermentados pues suelen tolerar bien el yogurt y el queso . Si el niño es menor de 12 meses daremos una leche de fórmula sin lactosa y si es mayor de 12 meses leche de vaca sin lactosa. Las bebidas vegetales (soja, avena, arroz…) no se recomiendan en niños por no ser adecuadas nutricionalmente.

Si el bebé está con lactancia natural ofrecerle el pecho a demanda ante los primeros signos de que tiene hambre, en cuanto vemos que despierta y empieza a moverse sin esperar a que llore. Si toma lactancia artificial y el bebé demanda el biberón antes de las tres horas, ofrecerle la toma.

De 0 a 6 meses lactancia natural o leche de inicio.

De 6 a 12 meses lactancia natural o leche de continuación y se pueden ofrecer cereales preferiblemente pan integral o avena y la leche se puede ofrecer en vasito.

A partir de los 12 meses lactancia natural, si la mantiene, o leche de vaca y cereales.

Los frutos secos triturados en forma de cremas o purés (crema de cacahuete por ejemplo) pueden ofrecer se sin problema desde el inicio de la alimentación complementaria, a los seis meses.

El desayuno ideal a esta edad consistiría en una porción de lácteo (leche de vaca entera, yogur o queso fresco ), una porción de cereal (preferentemente pan integral, avena o galletas hechas en casa) y una porción de fruta preferiblemente entera (no zumos).

No se recomiendan galletas o bollería industriales y cereales comerciales por contener grasas poco saludables y mucho azúcar.

A partir de los 9 meses se puede introducir el yogur en pequeñas cantidades, después de los 12 meses ya puede darse uno o dos al día (dependiendo de la cantidad de leche que tome el bebé).

La llamada intolerancia a proteínas de leche de vaca es una alergia no mediada por IgE, realmente este sería el término es más correcto pera referirnos a ella. Los síntomas son principalmente digestivos en forma de dolor abdominal, vómitos, diarrea o sangre en heces.

El tratamiento es retirar de la dieta la leche de vaca y pautar una leche hidrolizada, si el bebé está con lactancia materna exclusiva la madre debe hacer dieta exenta de leche de vaca. Suele resolverse espontáneamente hacia el año de vida.

Es un tema que debe ser seguido escrupulosamente por el pediatra y en ocasiones según protocolos, por el gastroenterólogo infantil.

El cambio de leche de continuación a leche de vaca puede hacerse sin problema a partir de los 12 meses de vida.

A los 6 meses se puede introducir progresivamente todo tipo de verduras a excepción de las de hoja verde como las acelgas, las espinacas o las borrajas, que no se deben dar durante el primer año de vida por su alto contenido en nitratos.

Las pautas actuales indican que se puede introducir a los 6 meses.

La leche de continuación puede empezar a ofrecerse a partir de los 6 meses de vida, siempre que no sea posible continuar con la lactancia materna o por diferentes motivos sea necesario suplementarla.

Como norma general se le pueden ofrecer a partir de los 6 meses dependiendo de la familia y del desarrollo psicomotor del bebé, que debe poder mantenerse sentado con apoyo, saber llevarse comida a la boca por si solo y no tener reflejo de extrusión.

Se le ofrecerán trozos que pueda sujetar con las manos y de una consistencia que les permita chafar los alimentos apretándolos con la lengua y encías. Alimentos de consistencia muy dura como los frutos secos no deben ofrecerse nunca antes de los 3 años.

En la mayoría de la ocasiones las expectativas de los padres en cuanto a las cantidades de comida que deben tomar sus hijos/as no coinciden con las verdaderas necesidades nutricionales del bebé.

En primer lugar es importante asegurarse de que su crecimiento y desarrollo sean adecuado. Si el niño/a está sano/a y se desarrolla adecuadamente, probablemente esté comiendo suficiente y la falta de apetito no debe ser señal de alarma.

Es mas importante ofrecer al niño/a una alimentación variada y saludable y dejar que él regule las cantidades. recordar que nunca debemos forzar a al niño/a a comer.

Los síntomas mas frecuentes de intolerancia al gluten son diarrea, vómitos, distensión y dolor abdominal; en ocasiones incluso están irritables, apáticos y pueden llegar presentar retraso de crecimiento. Si se sospecha que el bebé sufre de intolerancia al gluten se debe acudir al pediatra.

El pescado puede introducirse en la dieta del bebé a partir de los 6 meses. Se desaconseja el pescado azul de gran tamaño ( emperador, pez espada, cazón, atún…) por su contenido en metilmercurio.

A partir de los 6 meses los bebés pueden tomar cualquier tipo de fruta, no hay unas frutas mejores que otras para comenzar.

La introducción debe ser progresiva esperando unos días antes de introducir otra nueva, debe ofrecerse madura y preferiblemente entera (no en zumo ). Puede ofrecerse en trozos grandes, chafada o en papilla según las preferencias de la familia

Los bebés pueden tomar embutido a partir de los 12 meses de vida, sin embargo conviene evitarlo al máximo ya que se trata de un alimento superfluo no necesario en la dieta del pequeño.