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Un día de playa con tu bebé

Lo primero y antes de nada, hay que prestar atención al viaje en coche hasta la playa y preocuparse de tener el coche fresco y colocar parasoles, sobre todo para las ventanillas laterales, dejando a vuestra elección el de la luna trasera, aunque sea recomendable, para que tu pequeño no se sofoque.

A la hora de vestirlo la mejor opción es el algodón. Con una camiseta de algodón o un bañador con protección contra los rayos ultravioletas, un gorro, unas gafas de sol especiales para bebé (éste último es importante debido a que sus ojos son muy sensibles, sobre todo los ojos claros), y unos pañales especiales para el agua, que podrás encontrar en Gadis. No debemos vestirlo en exceso, porque puede ser contraproducente debido al calor.

Es importante que el protector solar tenga siempre un factor mínimo de 30, y en el caso de que el bebé tenga entre 6 y 12 meses “protección total” o +50. El protector ha de aplicarse 30 minutos antes de exponerlo al sol, al terminar cada baño y cada cierto tiempo.

Acuérdate de llevar siempre una sombrilla donde cobijar al pequeño del sol y que nunca esté más de 30 minutos de exposición directa. Eso sí, ten en cuenta que aunque la sombrilla pare los rayos de sol, lo que no podrá es evitar el calor que esté pasando el bebé, así que no lo dejéis mucho tiempo bajo el sofocante calor del verano.
Para mantenerlo siempre hidratado debes ir dándole agua y fruta, en caso de que ya esté acostumbrado a tomarla, ya que debido a la sudoración, el bebé perderá mucho líquido y tu tarea será darle agua aunque parezca que no tiene sed y no la quiera tomar. Es recomendable llevar una nevera, pero no le dés el agua muy fría debido al contraste que sufriría con su temperatura corporal.
Otro consejo para mantenerlo refrescado es ir mojándole la cabeza cada poco tiempo, esto impedirá que su temperatura corporal suba mucho.

Algo muy común que te puede pasar es que el bebé intente comerse la arena de la playa. Para quitársela con cuidado de su cara nada mejor que toallitas húmedas y, al llegar a casa, un buen baño que le quite las arenas y el salitre adheridas a su piel, un buen secado y una dosis de crema “aftersun” para aliviar su fina piel y refrescársela.

Con estos consejos nos ahorraremos pasar un mal día “post” playa, evitando que el bebé pueda sufrir quemaduras, fiebre, náuseas o falta de apetito.

Y por último, no olvides llevarle juguetes de playa y haz que pase una buena tarde de verano refrescante y divertida, serán momentos inolvidables.

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