Receta de helado saludable de fresa

¿Qué mejor postre para este verano que unos helados saludables de fresa?

A los/las más peques de la casa a veces les puede costar comer fruta, pero existen muchas maneras de “camuflarla” con preparaciones muy divertidas y sabrosas.

La fresa está compuesta por una gran parte de agua. Es una fuente de fibra y vitamina C, la cual ayuda a reforzar las defensas, tanto de pequeños como de mayores. Además, favorece la absorción de hierro y es un alimento que actúa como antioxidante.

Ingredientes para la receta

Preparación del helado de fresa

¡Allá vamos!

Empieza limpiando las fresas muy bien con agua fría. Puedes coger un bowl y llenarlo de agua para que tu hijo/a pueda ayudarte a lavarlas. Retira las hojitas y córtalas en trocitos.

Ahora, con una cuchara, deja que tu peque vacíe el yogur en el recipiente donde vayas a mezclar todo. Después incorpora las fresas y ¡a batir!

Cuando esté todo mezclado solo queda verter en los moldes* de helado y meter al congelador durante unas horas (mínimo 6 horas) para que se congelen bien.

Solo nos queda ¡probar y disfrutar!

Consejo: Lo bueno de estos helados es que puedes utilizar frutas variadas como arándanos, frambuesas, piña, etc.

*¡Atención! Los moldes deben de ser de silicona para que no se queden pegados a la hora de sacarlos.


Cuando este veranito hagas esta super receta, no te olvides de compartirla con nosotros con el hashtag #recetasBebeGadis

Las rabietas: qué hacer cuando aparezcan

Las rabietas o berrinches en los bebés son episodios habituales y normales en su desarrollo evolutivo.

Los motivos que existen para que un bebé experimente una rabieta son muy variados: no es capaz de comunicarse eficazmente, quiere algo en ese momento y no quiere esperar, intenta hacer algo y no lo consigue, etc. En estos momentos, la calma será la mayor aliada. Llevar esta situación con paciencia y tranquilidad, será la mejor manera de solventar el enfado de tu pequeño/a.

Te contamos un poquito más sobre cómo puedes ayudarlo/a y cómo actuar. ¡Sigue leyendo!

 

¿Por qué se generan las rabietas de los más pequeños/as?

Las rabietas son la forma que tiene tu bebé de expresar un enfado o frustración ante alguna situación o ante la falta imposibilidad de comunicación, y debes tener en cuenta que son parte de su crecimiento y debe aprender a gestionar y a afrontar esa frustración poco a poco.

Cuando tu bebé todavía es muy pequeño, probablemente sus berrinches sean porque está cansado, porque tiene hambre, está incómodo o porque simplemente quiere llamar tu atención. Cuando llega al año de edad, quiere tener más independencia y más control sobre todo, por lo que a veces se puede sentir impotente al no conseguir lo que busca. Seguro que la frase “ya puedo yo solo” te suena y tras ella viene un instante de frustración por no ser capaz de realizar lo que quiere solo/a.

Lo primero, es importante entender que las rabietas forman parte del desarrollo normal de los niños entre los dos y los cinco años, aproximadamente, por lo que lo habitual es que todos los niños las experimenten. Existen momentos o situaciones comunes a todas las etapas de su crecimiento y otras más específicas, y esta es una de ellas. Pueden darse en forma de llanto, gritos, golpes a sí mismo, aguantarse la respiración, agredir a otros, etc.

Algunos motivos por los que tu hijo/a crea un berrinche

No quiere irse a la cama. Lo que tu bebé quiere es seguir jugando, por lo que el momento de irse a dormir se puede volver un poco complicado.

La comida no le gusta. La alimentación a veces puede resultar desesperante porque tienen fases en las que no quiere probar la comida y se enfada.

No es capaz de hacerse entender. Sobre todo, cuando todavía son muy pequeños y su lenguaje no está muy desarrollado.

El sueño y el hambre. Los más peques necesitan más horas de sueño que un adulto y en el caso de la comida, a veces pueden estar tan entretenidos que se les pasa por alto la sensación de hambre. En este caso, las ganas de dormir o de comer, pueden presentarse en forma de lloros y enfado.

 

Cómo actuar frente a las rabietas: consejos básicos

El objetivo que debes tener es que tu hijo/a aprenda a enfrentarse a situaciones que pueden ser frustrantes o que le puedan enfadar. El aprendizaje emocional es algo que tienen que ir desarrollando poco a poco a medida que se van haciendo mayores y con tu ayuda les resultará mucho más fácil.

Lo primero que debes tener en cuenta es que la calma y la tranquilidad son necesarias en todo momento.

Durante la rabieta no quiere escuchar, por lo que es preferible esperar sin que perciba tus nervios. Cuando esté calmado/a podrás atenderlo. Puede parecer que no quiere que lo ayudes, pero suele necesitar tu apoyo. Trata de no agarrarlo ni abrazarlo si no es lo que quiere, ya que puede ponerse más nervioso.

Intenta no menospreciar lo que le está ocurriendo, ya que tu hijo/a es el primero que lo sufre, y trata de no compararlo/a con otros niños/as.

Aunque la situación os irrite a ambos, debes transmitirle a tu hijo/a firmeza y hacerle entender que lo que está haciendo no es lo correcto.

Por ejemplo, ante una negativa por su parte hacia una norma que tú le has dado, es posible que tenga una pataleta. En esa situación debes esperar e intentar que se calme para después dialogar. Valida su emoción, hazle sentir que no tiene nada de malo lo que ha pasado, pero explícale tu decisión, qué hizo mal y por qué no debe comportarse de ese modo. A veces es interesante que le ofrezcas alternativas.

Los cuentos como ayuda para gestionar las rabietas

Los libros son una buena herramienta con la que mostrar y explicar lo que ocurre cuando se produce una rabieta. A través de sus ilustraciones y vivencias de los personajes, puedes ayudar a tu hijo/a a entender cuándo y por qué se enfada y, sobre todo, cómo actuar ante esas situaciones.

Te dejamos algunos cuentos muy interesantes que puedes utilizar:

  1. La rabieta de Julieta (Steve Antony)
  2. La cola del dragón (Mireia Canals Botines)
  3. El cojín de Martina Repentina (Ester Llopis Meneu, Josefa María Costa Fornés)
  4. ¡No me dejan hacer nada! (Thierry Robberecht)

 

Artículo escrito en colaboración con AGaEP, la Asociación Galega de Enfermaría Pediátrica.
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Las primeras palabras del bebé, ¿cuándo empieza a hablar?

Entre todos los momentos bonitos y anécdotas que puedes vivir con tu bebé, el instante en el que empieza a balbucear y a decir sus primeras palabras, es uno de los más especiales. Tanto por ser algo nuevo en la vida de tu pequeño/a, como por ser un proceso divertido en el que participa todo su alrededor.

Es importante que sepas que, como todo lo que ocurre en el desarrollo de los/las más peques, cada bebé tiene su ritmo e irá aprendiendo y desarrollando sus habilidades poco a poco.

El inicio del lenguaje de tu bebé

Esta etapa es el comienzo de un nuevo reto para la mamá, el papá y todos aquellos que estén alrededor del bebé. Uno de los inconvenientes que existe al principio es el aparato fonador de tu hijo/a. ¿Por qué? Este aparato todavía está en proceso de desarrollo, lo que implica que la lengua todavía ocupe gran parte de la boquita del pequeño/a, provocando así que el reconocimiento de los sonidos y palabras sea más difícil.

Algo muy importante es la confianza. Cuando existe este sentimiento alrededor del bebé, favorece y estimula sus ganas de querer comunicarse y relacionarse con todos. En este reto es importante que tengas en cuenta:

  • Una misma palabra puede tener varios significados. Por ejemplo, cuando dicen agua puede significar que quieren agua o que acaban de beberla (saber qué significa es tu misión 😉)
  • Suprimen letras en las palabras, como en el caso de coche, dicen oche.
  • Generalizan palabras, es decir, utilizan una sola palabra para identificar varios objetos. Un ejemplo muy común es que a aquellos objetos redondos los llaman pelota.

Etapas del habla de los/las más pequeños/as

Como siempre te contamos, cada bebé tiene su propio ritmo y no debes compararlo con los demás. Tu hijo/a irá aprendiendo poco a poco y a un ritmo al que se sienta cómodo/a. El inicio del habla suele ser a los 6 u 8 meses de vida, pero te contamos un poquito más de los diferentes periodos:

  • A los 6 meses o quizás un poco antes, descubre su voz. Algo que le hace mucha gracia e intenta hacer sonidos con ella.
  • Entre el mes 8 y 10 empieza a decir sílabas sueltas que quizá no tengan un significado claro para ti, pero sí para tu bebé. Además, comienza a relacionar acciones como hola y adiós con gestos.
  • Al año o año y medio relaciona palabras con su significado e incluso con una sola resume lo que quiere pedir: decir coche puede significar que quiere subir al coche o que habéis ido de paseo en él.
  • A partir de ahí irá ampliando su vocabulario, uniendo palabras y formando pequeñas frases.

¿Cómo saber que tu bebé está desarrollando el lenguaje?

Cuando tu bebé empieza a emitir sonidos no sabemos si es una acción cualquiera o realmente está empezando a desarrollar su lenguaje. Te damos algunas indicaciones que pueden ayudarte a identificar si realmente está empezando a hablar, ya que las palabras no son el único indicativo:

Balbuceo

Cuando hablas con tu bebé capta todo lo que transmites: sonidos, expresiones faciales, gestos, etc. Intentará imitarte a través de un balbuceo, emitiendo sonidos y gesticulando como si estuviera teniendo una conversación. Es muy bueno que le sigas hablando, creando un diálogo entre los dos.

Entiende a los de su alrededor

Esta es una buena señal ya que empieza a entender a los que le hablan. Reconocer su nombre cuando lo llaman, o palabras fáciles como mamá, papá, juguete, sí, no, etc. son términos sencillos de interpretar y de relacionar con personas, objetos y acciones.

También es una buena señal que, si entiende pequeñas órdenes como di adiós o dame un beso, puede significar que empiece a hablar antes de lo que esperas.

Dice palabras reconocibles

Alrededor de los 10 meses es probable que empiece a decir sílabas sueltas e incluso que al decirlas puedas interpretar  palabras como: ma-ma, pa-pa…

Repite las palabras

Cuanto más tiempo pasa, más capacidad de imitar palabras tiene. A tu bebé le encanta que le hables y que muestres, como ya hemos comentado anteriormente, confianza, así se sentirá más cómodo y tendrá más ganas de comunicarse contigo.

3 juegos y trucos para favorecer el aprendizaje de las palabras

Para que esta etapa de aprendizaje os resulte más divertida y entretenida a tu bebé y a ti, ¡os traemos unos juegos y trucos para favorecer la enseñanza de las palabras!

Escucha canciones

Existen muchas canciones con las que se pueden aprender palabras nuevas. Para los/las más peques son una herramienta muy útil para memorizar términos y relacionarlos con su significado. Por ejemplo, canciones con las diferentes partes del cuerpo, de los colores o los días de la semana para cuando sea un poquito más mayor.

Dale al play y cada vez que escuches una palabra, señala la parte del cuerpo o el color correspondiente para que tu bebé los relacione. ¡Con música y baile nunca os aburriréis!

Los sonidos y los animales

Una forma muy fácil de aprender el nombre de los animales es a través de los sonidos. Además, es un buen ejercicio de imitación. Ve poco a poco, emitiendo un sonido relacionado con el animal que lo reproduce, por ejemplo: muuu con vaca, guau-guau con perro, iiiooo con burro, etc. Si lo haces a menudo hasta que los relacione, cuando tú le digas “¿Cómo hace la vaca?” tu bebé sabrá qué sonido imitar.

Los cuentos ilustrados

Existen miles de cuentos infantiles, con más o menos ilustraciones y con más o menos texto. Léeselo a tu bebé y señala palabras fáciles en los dibujos a medida que le cuentas la historia. Lo ideal son palabras fáciles y cortas como niño/a, algún animal (puedes practicar con el juego de los sonidos de animales), juguetes que pueda tener él/ella en su día a día, etc.

Estamos seguros de que esperas con muchas ganas e ilusión el momento en el que tu bebé empiece a decir sus primera palabras. Recuerda tener paciencia, ir poco a poco y ¡disfrutad el aprendizaje!

 

Artículo escrito en colaboración con AGaEP, la Asociación Galega de Enfermaría Pediátrica.
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Receta de ensalada de quinoa y garbanzos

A veces a los más pequeños se les puede hacer un poco difícil comer verduras o legumbres, pero con esta receta de ensalada llena de color, lo tendrás mucho más fácil para que empiecen a probar nuevos platos.

La quinoa es un alimento que aporta gran cantidad de vitaminas y minerales, además de proteína y fibra, ayudando a los más peques a crecer sanos y fuertes.

Mezclar las verduras y legumbres con quinoa es una buena opción de “camuflar” aquellos productos que cuestan un poquito más añadir a la alimentación. ¿Te animas a probarla?

Preparación de la ensalada de quinoa y garbanzos

Preparación de la receta

Cuando tengas todos los ingredientes listos, ¡ya puedes empezar!

Empieza cociendo la quinoa:

  • Lávala en un colador fino unos minutos
  • Échala en un cazo con el doble de agua, añade sal y AOVE
  • Sube el fuego hasta que rompa a hervir
  • Baja el fuego a la mitad y tápalo hasta pasados 10-12 minutos

Cuece también los garbanzos o si no, puedes utilizar los de bote que ya vienen cocidos.

¡Toca la parte divertida! Con la ayuda de tu hijo/a toca lavar muy bien los pimientos y el perejil (puedes retirarle los tallos antes para que quede todo mucho más tierno). Pica todo muy menudito junto con la cebolla. Incorpora todo a la quinoa y a los garbanzos cocidos.

Cuando tengas todo mezclado y lleno de color, aliña la ensalada con un poco de comino, AOVE y el zumo de dos limones. Vuelve a mezclar muy bien y ya tenemos un plato delicioso que ¡disfrutarán pequeños y mayores!

Consejos

Si quieres realzar el sabor de la ensalada, añade una pizca de sal.

Ya solo queda disfrutar y que compartas con nosotros esta receta con el hashtag #recetasBebeGadis

Pruebas médicas en el segundo trimestre del embarazo

Llegamos al segundo trimestre aún con algún recuerdo de las náuseas del primero y con ganas de ver evolucionar y crecer al bebé. Recuerda que puedes encontrar más información sobre el primer trimestre en nuestro blog.

El segundo trimestre del embarazo se desarrolla de la semana 13 a la semana 27 y, en este periodo, el bebé experimentará cambios significativos que vamos a conocer a continuación.

Evolución del bebé durante el segundo trimestre

En este nuevo trimestre ya se podrá diferenciar el sexo del bebé, aunque quizás no al inicio, y dependiendo siempre de cómo se encuentre ubicado y lo mucho o poco que se mueva durante las ecografías.

A partir de la semana 16 más o menos el bebé empezará a moverse en su pequeño hogar, y puede que ya lo empieces a notar sobre todo si no es el primer embarazo. Los movimientos más bruscos, como las famosas pataditas, suelen llegar un poco más adelante, a partir de la semana 19.

Sobre la semana 23 el bebé empezará reaccionar a los sonidos, por lo que este es un momento fabuloso para hablarle, ponerle música, etc.

Evolución de la mamá durante el segundo trimestre

Con respecto a la evolución de la mamá seguramente las náuseas se verán reducidas y la barriga empezará a crecer de una forma más notoria. Será una etapa relativamente cómoda porque el tamaño de la barriga todavía no será molesto para realizar actividades del día a día.

Sin embargo, puede que tengas dolores de cabeza o cistitis, para lo que recomendamos una buena hidratación con al menos dos litros de agua al día. También pueden aparecer dolores de espalda y cansancio, síntomas totalmente normales que se deben intentar llevar con calma y respetando lo que necesita cada cuerpo y cada mamá.

En la medida de lo posible y siempre y cuando el equipo médico no paute lo contrario, se recomienda realizar ejercicio físico leve/moderado, para favorecer el estado de salud de la mamá y del bebé. Puedes consultar alguna rutina de ejercicio en nuestro blog de 7 rutinas de ejercicio durante el embarazo.

¿Qué pruebas médicas tendrás que hacer durante el segundo trimestre del embarazo?

Una de las pruebas más señaladas durante el segundo trimestre es el Test de O‘Sullivan, también conocida como la prueba de determinación de glucosa, entre las semanas 24 y 28 de embarazo.

Esta prueba sirve para diagnosticar la diabetes gestacional y, en caso de que salga algún resultado alterado, se realizaría otra prueba de tolerancia a la glucosa para determinar exactamente el riesgo de padecer la patología. Será la matrona y ginecólogo/a quien determine las medidas a seguir para cada caso particular.

Durante este periodo también se realiza una ecografía morfológica completa y, a partir de la semana 20, se recomienda empezar con las sesiones de preparación al parto.

¿Y la amniocentesis? ¿qué es? ¿la tengo que hacer? ¿tiene riesgo?

La prueba de la amniocentesis provoca dudas y mucha confusión entre futuras mamás y papás. Empecemos por lo básico: ¿para qué sirve esa prueba? Esta prueba se utiliza para diagnosticar trastornos genéticos, defectos congénitos y otros posibles problemas. Consiste en tomar y analizar una muestra de líquido amniótico, con lo que para ello tienen que realizar un pinchazo en la barriga para tomar dicha muestra.

¿Tengo que realizarme esta prueba? En principio y en un embarazo saludable y sin complicaciones, no es una prueba que se haga por defecto. Para descartar las enfermedades y/o patologías que analiza esta prueba existen otras con un menor riesgo o de riesgo nulo para el bebé.

Entonces, ¿tiene riesgo esta prueba? Sí, es bajo, pero el riesgo de aborto espontáneo existe por lo que no se suele recomendar esta prueba como primera medida para descartar posibles enfermedades.

Existen también algunos casos en los que sí se recomienda realizar la prueba, por ejemplo, con embarazos de riesgo, si hay antecedentes de trastornos genéticos en la familia, si las pruebas genéticas muestran que alguno de los miembros de la pareja es portador de un trastorno genético.

El proceso de toma de decisión sobre si es recomendable realizarla o no lo seguirás con los especialistas, que te pautarán siempre lo mejor para ti y para tu bebé.

En cualquier caso, la prueba será recomendada y consensuada con los padres.

Para terminar, te deseamos disfrutar de cada momento de esta etapa, aunque haya momentos complicados serán semanas y meses que recordarás toda la vida.

 

Artículo escrito en colaboración con AGaEP, la Asociación Galega de Enfermaría Pediátrica.
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